Emiliano Hernandez Camargo

IGNACIO HELGUERA

Con Ignacio Helguera se cumple la vieja sentencia latina de “Primum vivere, de in de philosophare”: primero vivir, después filosofar…

            Con él no se trata de filosofar sino de escribir, para lo cual primero vivió intensamente: primero dedicado al comercio en sus más variadas facetas, después como instructor en el Rider Collage, de Trenton, Nueva Jersey, en Estado Unidos.

            Simultáneamente aparecieron, en 1955, su primer libro de cuentos y su primera novela: El Hallazgo engañoso y Pancho Rizos, respectivamente.  La buena acogida de la crítica llevó a Helguera a publicar casi inmediatamente otra novela, Las Mancuernillas, que elogiosamente reseñó Carlos Romo Gutiérrez en la exigente revista Metáfora.

            De 1957 es el volumen El Monstruo y Otros Cuentos aparecido dentro de la colección Tezontle, del Fondo de Cultura Económica.  De 1960 son las Narraciones Norteñas  y otra novela Caín Cabalga, ambas en la colección México Lee; y Huellas de Redención, también dentro del género novelístico, en prensas de la editorial Libro-Mex.

            En edición del autor apareció en 1963 el volumen La Hija de Bolívar y Otros Cuentos, que mereció recensiones de María Elvira Bermúdez, Andrés Henestrosa y Gustavo Sáinz.

            En 1967, en visión panorámica, el Diccionario de Escritores Mexicanos de la UNAM externo en siguiente juicio valorativo:

            “Ignacio Helguera es cuentista y novelista.  Su obra consta de nueve volúmenes entre cuento y novela.  Su primer libro El Hallazgo Engañoso y Otros Cuentos, 1955 reúne dieciocho relatos, dieciocho variaciones temáticas que nos muestran los conocimientos y experiencias de su autor; pobres en la creación de personajes pero ricos en matizaciones y bien escritos.

            A este libro le siguen otros: entre ellos El Monstruo y Otros Cuentos, 1957  con las mismas características que el anterior y La Hija de Bolívar y Otros Cuentos, 1963 donde vuelve a mostrar su laboriosidad, su decoro de buen prosista y su innegable limpieza de intenciones.

            Una de sus primeras novelas Las Mancuernillas (1955) adolece del mismo defecto que sus libros de cuento: no deja vivir a sus personajes pero tiene también las mismas cualidades: limpieza y corrección en su prosa y tema”.

            Uno de los primero comentaristas de la obra de Helguera fue el exigente Jesús Arellano en la ya citada revista Metáfora.

            Nuestro personaje vio la primera luz en Peñoles, Durango, el 30 de junio de 1899.