Emiliano Hernandez Camargo

JUAN BAUTISTAS CEBALLOS

Vio la primera luz en Durango, antañona capital de la Nueva Vizcaya, el 13 de mayo de 1811 año crucial para la insurgencia mexicana pues si se apagaba la estrella de Hidalgo surgía esplendoroso el sol de Morelos.

Aunque curso sus primeras letras en su ciudad natal, para proseguir cursos medios y superiores se traslado a Morelia, la antigua Valladolid de Michoacán. En el benemérito Colegio de San Nicolás cursó la carrera de leyes, que concluyó brillantemente hasta titularse en 1835.

Al influjo bienhechor de don Melchor Ocampo y don Santos Degollado, se inició en los andares de la política. Fue así como formó parte de la Legislatura Federal, unicameral que funciono del 10 de junio de diciembre de 1842.

Represento a Michoacán y tuvo ocasión de compartir responsabilidades con Ignacio Alas, Ponciano Arriaga, Tiburcio Canas, Joaquín Cardoso, Ignacio Cumplido, Manuel Gómez Pedraza, José María Lafragua, Juan B. Morales – el célebre Gallo Pitagórico, Melchor Ocampo, José Joaquín Pesado, Andrés Quintana Roo, José Fernando Ramírez, Luis de la Rosa, Lope San Germán y otros hombres del trepidante Siglo XIX.

Después formó parte del Congreso Nacional Extraordinario que funcionó del 6 de diciembre de 1846 al 5 de diciembre del año siguiente.

Integraban la representación de Michoacán, con nuestro biografiado, los diputados Evaristo Barandiaran, Luis Gutiérrez Correa, Miguel Zincúnegui, Ignacio Aguilar, José Ignacio Álvarez, Teófilo G. Carrasqueado y Manuel Castro.

EI 18 de mayo de 1847 les tocó firmar el Acta Constitutiva y de Reformas, Sancionada por el Congreso Extraordinario Constituyente de los Estados Unidos Mexicanos que se juró y promulgó el 21 del mismo mes

Volvió a formar parte del Congreso siguiente, bicamaral, que operó del 1° de diciembre de 1849, como senador por el estado de Veracruz, pero consta documentalmente que no se presentó. La razón puede ser que a la sazón fungía como secretario general de gobierno en la administración de don Melchor Ocampo en el estado de Michoacán.

Nuevamente en la ciudad de México tomo posesión como ministro de la Suprema Corte de Justicia y ocupó la presidencia de mayo de 1852 a enero de 1853. Su interrupción se debió a un hecho fortuito: la caída del presidente Mariano Arista como consecuencia de la revolución de Jalisco.

Precisamente a la salida de este mandatario entró a fungir como presidente por ministerio de ley nuestro personaje; tomó posesión el 5 de enero de 1853. Su primera actividad fue lograr del Congreso las facultades extraordinarias que se le habían negado a su antecesor. Sin embargo, como la oposición al gobierno constituido persistía en el seno de la asamblea, la tuvo que disolver militarmente el 19 de enero. Esto dio por resultado que la guarnición de la plaza interviniera y dejara encargado del poder ejecutivo al general Manuel María Lombardini, después de los convenios de Arroyo Zarco (4 de febrero).

El 5 de febrero – un mes después de tomar posesión- firmaba un Decreto sobre la apertura del Istmo de Tehuantepec, promulgado en la misma fecha por J. Miguel Arroyo, ministro de Relaciones Interiores y Exteriores. Se consideraba la apertura del canal una necesidad política y comercial que salvaguardaría la integridad y soberanía del territorio nacional; se concedía la exclusiva para su construcción a la Compañía Mixta y Asociados, que había presentado las proposiciones de ley bajo la firma de A. G. Sloo.

Después de su breve paso por la primera magistratura volvió a ocupar su sitial en la Suprema Corte. En 1856 fue electo diputado al Congreso Constituyente (1856-1857) como representante de los estados de Michoacán y Colima. Es así como consta su firma en la Constitución liberal del 57.

Poco después emprendió un viaje al Viejo Continente pero la muerte lo  sorprendió en París el 20 de agosto de 1859. Hombre aferrado a la legalidad se mantuvo firme ante todos los embates de quienes defendían la revolución de Jalisco emanada del Plan de Hospicio.