Emiliano Hernandez Camargo

FERMÍN REVUELTAS

De la ilustre familia Revueltas, Fermín nació en Santiago Papasquiaro el 7 de julio de 1902.

            Fue notable desde su niñez la afición al dibujo, por lo que habiéndose trasladado a Guadalajara, tomó clases con el pintor Benigno Montoya.

            Entre 1913 y 1919 radico en los Estados Unidos, donde tuvo oportunidad de estudiar pintura, visitar museos y conocer no pocos talleres de artistas de la época.

            En 1920 vuelve a México, cuando ya había sido creada la primera escuela de pintura al aire libre en franco rompimiento con la tradición academicista: la de Santa Anita.  Fue entonces cuando un grupo de amigos funda la Escuela de Pintura al Aire Libre en Chimalistac.

            Al año siguiente, 1921, en pleno auge vasconcelista, establece su propia Escuela de Pintura al Aire Libre en Milpa Alta, Distrito Federal.  Pero año decisivo fue 1922.  Fue entonces cuando se integra al grupo de artistas plásticos que inician el movimiento muralístico en la Escuela Nacional Preparatoria.  Ahí realiza a la encáustica el mural Fiesta de la Virgen de Guadalupe.  También expone individualmente en el Palacio de Bellas Artes, donde su cuadro Indianilla es premiado y adquirido por la institución.  Para redondear el triunfo, en París le premian su cuadro La Casa de mi Tío.

            En 1923 ingresa al Sindicato de Obreros Técnicos, Pintores, Escultores y Grabadores Revolucionarios, de marcada tendencia política.  Ese mismo año realiza el fresco El Torito en el segundo patio de la Secretaría de Educación Pública.

            Su vocación pedagógica lo lleva, en 1925, a dirigir la escuela al Aire Libre en Guadalupe Hidalgo, y el Colegio de San Pedro y san Pablo.

            Con paso firme se dedica a conformar su segunda exposición individual, misma que presenta en 1927 en la Casa del Estudiante Indígena.  Funda la Escuela al Aire Libre de Cholula, Puebla, y poco después es designado profesor en la Academia de Bellas Artes y en la Escuela Industrial de Insurgentes, en la ciudad de México.

            Sin darse tregua, simultáneamente realiza su tercer mural al fresco en el Instituto Técnico Industrial.

            Dos años después, en 1929, se une al grupo de las misiones culturales de la Secretaría de Educación; es así como incursiona en actividades teatrales –sobre todo de escenografía- en Villahermosa, Tabasco.

            Vuelto a la capital de la República, en 1932 emprende un fresco de gran aliento Símbolos del Trabajo, en las oficinas del diario El Nacional Revolucionario, que años después fue inicuamente destruido.

            De 1933, es el mural a la encáustica Alegoría de la Producción, para el Banco Nacional Hipotecario y de Obras Públicas, hoy Banco Azteca (avenida Madero 32).

            1934 vuelve a ser un año decisivo en su vida: ejecuta los vitrales del Centro Escolar Revolución, de la ciudad de México.  Realiza un mural al fresco en la Escuela de Ferrocarrileros, del Instituto Técnico Industrial.  Participa en las exposiciones organizadas en los Estados Unidos por The American Federation If Arts y la Colege Arts Association.

            Lo domina la euforia de la creación: ejecuta unos vitrales para la Organización Campesina de Hermosillo, Sonora; decora al fresco el interior del monumento al General Alvaro Obregón; decora la casa del General Juan Andreu Almazán; realiza un mural para la biblioteca de la Casa Eréndira, en Pátzcuaro, Michoacán.

            Pero ha llegado la hora de cerrar el periplo.  Sus últimos esfuerzos los dejaba en un mural al fresco en la Escuela Gabriela Mistral, de la ciudad de México.  Pero quedó inconcluso pues la atajadora de los hombres le salió al paso el 9 de septiembre de 1935.

            Múltiples –centenares- fueron las viñetas que fue dejando caer a los largo de su vida.  Hoy son utilizadas abundantemente en periódicos, revistas y textos.  Han venido a ser una herencia de un hombre que vivió para el arte a través de la línea y el color heredados de las lejanas tierras de Durango.