Emiliano Hernandez Camargo

JOSÉ MARÍA REGATO

El ingeniero José María Regato fue tres veces gobernador de Durango, senador y primer director del Instituto Civil después Instituto Juárez y actual Universidad Juárez del Estado de Durango.

Según la mayoría de sus biógrafos, nació en la ciudad de Durango el año de 1800. Realizó sus estudios elementales y medios en el Seminario, donde cursó la cátedra de artes que impartía el obispo de la diócesis doctor Antonio Laureano López de Zubiría.

Se trasladó a la ciudad de México e ingresó al célebre Colegio de Minería para cursar la carrera de ingeniero. Es de recordarse que, por aquellos días, el plantel tuvo que ocupar el hoy llamado Palacio de Iturbide, en la avenida Juárez, por reparaciones urgentes al edificio de la calle de Tacuba.

Era la época de oro del Colegio bajo el prestigio de sabios como don Andrés Manuel del Río y don Fausto de Elhuyar. Los alumnos usaban uniforme azul «con collarín y vuelta encarnada y botón dorado con la inscripción Seminario de Minería». En fin, por esos días el plantel entraba en la modernidad, concretamente a la revolución industrial, pues después de varias propuestas y consultas se resolvió que se instalaran máquinas de vapor para la enseñanza.

El cronista Lozoya Cigarroa nos dice: « El año de 1835 fue designado gobernador del estado en sustitución de don Basilio Mendarósqueta y, posteriormente, diputado al Segundo Congreso Constituyente del estado; secretario de gobierno con don Francisco de Elorriaga y jefe político del partido de San Dimas, en donde poseía fundos mineros en explotación.

El 1° de octubre de 1851 el Congreso Local lo nombró gobernador del estado, tomando posesión el 1° de enero de 1852, cargo que desempeñó muy cortito tiempo porque fui víctima de un golpe de estado en que se sublevó la guarnición de la plaza, mandada por el coronel Morett, el 14 de abril del mismo año, en contra del gobierno de don Mariano Arista.

Dada la personalidad de don José María, el jefe del pronunciamiento le pidió que siguiera al frente del gobierno, propuesta que no aceptó y renunció ante la imposibilidad de organizar la resistencia; siendo sustituido por el mismo coronel Morett.

Volvió a ser nombrado gobernador por el presidente interino, general Martín Carrera, y desempeñó el cargo del 30 de agosto de 1855 al 9 de marzo de 1856, fecha en que se le sustituyó con José Patricio de la Barcena.

En ese tiempo, mucho luchó el ingeniero Regato para que el gobierno de la República aprobara el proyecto presentado por el gobierno de Durango para que se redujeran los derechos de las obras pías o manos muertas, a sólo la mitad del censo establecido, lo cual permitiría al gobierno captar más impuesto. El proyecto tropezó con la oposición del clero y del partido conservador, quienes el 21 de marzo de 1856 se dirigieron al gobierno general pidiéndole que se desechara la iniciativa.

Postrer timbre de orgullo fue ocupar la dirección inaugural del Instituto Civil, que abrió sus puertas el 16 de agosto de 1856.

Cerca de mes y medio estuvo al frente de la institución pues su salud, cada vez más precaria, lo llevó al término inexorable el 29 de septiembre siguiente.

A través de los años, es reconocible que su paso por el servicio público se caracterizó por un jalonear hacia adelante, con visión, como lo pide la genuina política. Acorde con su tiempo protegió decididamente la agricultura, el comercio, la industria y la minería en el vasto territorio de Durango.

También fincó sus afanes por implantar una reforma radical en el manejo de la hacienda pública. Y no menor resultado tuvo su decisión de levantar el espíritu público de los durangueños -una cruzada que exige, además de firmeza y coraje, el propio ejemplo. Por eso la vida y la obra del ingeniero José María Regato subyace en el florecimiento de muchas actividades del Durango de hoy. La memoria colectiva no lo olvida. Y su nombre es reclamo ejemplar en una calle de la capital del estado y en otros sitios públicos.