Emiliano Hernandez Camargo

LOZOYA CIGARROA

Nació en la capital del Estado el 3 de octubre de 1930 y es, por destino y vocación, maestro.

            En efecto, una vez definida su dedicación al magisterio fue, sucesivamente, maestro rural de Escuela Unitaria; director de Escuela Primaria; catedrático, director y supervisor de Escuelas Normales Federales en varias entidades de la República.  Ocupó, durante dos períodos, la subdirección técnica de la Dirección General de educación Normal de la SEP, en donde tuvo oportunidad de aplicar sus ideas visionarias que condujeron a la creación de la Universidad Pedagógica Nacional, la Universidad de los Maestros.

            En esta dirección su idea es precisa: “La cultura no debe ser patrimonio de unos cuantos; en consecuencia, la educación básica, media y superior no debe ser privativa de núcleos urbanos favorecidos por los diversos medios de comunicación, sino que debe extenderse a las zonas marginales y lugares incomunicados ya que ellos también la necesitan”.

            De particular interés es su pensamiento sobre la educación técnica en lo general y en la de Durango en particular.  Al respecto escribe: “El avance de la ciencia y la tecnología está determinado por el avance de la educación en todos sus niveles”.

            Y precisa: “La ciencia y la tecnología como toda actividad humana nace, se desarrolla y alcanza niveles óptimos de desenvolvimiento en permanente evolución.  Y al hablar de ciencia y tecnología, entendemos como tal desde el conocimiento pre científico del hombre hasta los más refinados principios científicos del momento actual”.

            Esa perspectiva universal y universitaria lo conduce a precisiones concluyentes, en lo particular, es decir, específicamente referidas al estado de Durango.  Al respecto expresa:

                        “Primero.- Debe crearse en el Estado de Durango un contexto cultural óptimo para el desarrollo de la ciencia y la tecnología, partiendo de dar un fuerte impulso a la estructura del sistema educativo en la entidad.

                        Segundo.- Para el impulso de la ciencia y la tecnología, en México y en Durango, debe formarse en el pueblo una actitud científica, mediante la influencia de la educación.

                        Tercer.- Para crear una actitud de pensamiento científico en el pueblo, los planes y programas de estudio en todos los niveles deben contemplar este tipo de formación.

                        Cuarto.- Para impulsar la ciencia y la tecnología en México y Durango, debe empezarse por implantar un sistema educativo amplio y eficiente que responda en calidad y cantidad a la formación de hombre de ciencia e investigadores por formación y no por designación”.

               Así es como piensa este modesto maestro de provincia, iniciado en el banquillo de la escuela rural y que por méritos en campaña –valga la expresión- ha llegado a ocupar altos puestos en el magisterio nacional y en la Unidad de servicios Educativos a Descentralizar donde desempeñó el cargo de subdirector general de Educación Terminal.  No se trata de una voz constreñida por los límites geográficos sino que, por el contrario, gracias a ese contacto con los estros recónditos es capaza de entender eficazmente su entrono y su tiempo.

            Lozoya Cigrarroa es, además de maestro por destino y vocación, escritor constante.

            Además del enjundioso y macizo volumen Hombres y Mujeres de Durango es autor de Leyendas de mi Tierra (1981), El Gallo Dorado de Pancho Villa (1982), Leyendas y Relatos de Durango Antiguo (1984) y otros.

            En 1988 conservaba listos para la prensa los siguientes títulos: Cuentas infantiles, Francisco Villa El Grande, Leyendas del México Nuestro, Fragmentos e Historia de Durango, y en preparación el libro Historia de la Educación en Durango.

            Su pluma es ágil por el ejercicio cotidiano en el periodismo; su colaboración ha sido constante en diarios y revistas, destacando su colaboración semanal en la página editorial del matutino El Sol de Durango y antes en el periódico La Voz de Durango.

            Sobre el género de leyenda nuestro autor es preciso: “La leyenda es parte del folklor de un pueblo como parte de la expresión fantástica, comunica la creatividad e imaginación del ser humano hacia los demás, como sucede en la música, la poesía, la artesanía, la pintura y demás manifestaciones creadoras del hombre.  Y ante la realidad de nuestro entrono externa: el materialismo de la época, producto del rigorismo científico que caracteriza el Siglo XX, ha influido fuertemente para que esta forma de expresión literaria, se haya limitado y tiende a desaparecer”.

            La Ciudad de Durango sus Leyendas, es un artículo periodístico en el que Lozoya Cigarroa ha escrito bellamente estas líneas:

            “Nuestra ciudad tiene más de cuatro siglos de existencia y en todos sus barrios, sus calles y sus casas se quedaron detenidas en el tiempo, sus viejas leyendas y conejas que transmitidas de generación y generación, hablan de aparecidos que entretejidos con la fantasía hicieron relatos y leyendas inverosímiles unas, creíble otras pero todas impregnadas de imaginación y belleza.

            Así en Durango, se habla de una Monja de Luna que se aparece en la torre izquierda de la Catedral, de donde contempla el horizonte esperando el retorno de su amado”.

            Enseguida acota: “También la abuela nos ha contado de la cárcel vieja, la leyenda del Alacrán de la Cárcel, que se refiere a la existencia de una celda maldita, en la cual, todo el infortunado que encerraban en ella amanecía muerto.  Un día un muchacho de nombre Juan, se puso a cuidar y descubrió que un enorme alacrán de varios centímetros de longitud era el homicida.

            Otros cuentan que en el actual velatorio el Sabino existió una huerta en donde un judío asesinó a su hija por equivocación y desde entonces se aparece en ese lugar una muchacha a la que el vulgo llama La Judía del Sabino.

            Especial referencia nos merece Lozoya Cigarroa como amoroso historiador de su ciudad.

            Al avocarse al tema de la semana santa en Durango estampa: “La celebración de la Semana Santa en el Estado de Durango, como festividad solemne dentro del catolicismo, tiene su origen en los principios de la conquista y evangelización de la Nueva Vizcaya”.

Pero otra vez ante la realidad anota:

            “El tiempo, los medios de comunicación y la penetración de costumbres extranjeras, destruyen inmisericordemente nuestras tradiciones y costumbres y ahora un alto porcentaje de la población duranguense, aprovecha la semana santa para vacacionar emigrando a los puertos y otras poblaciones.

            En algunos templos como San José, Nuestra Señora de Lourdes, Los Ángeles y otros, se inicia la celebración con la escenificación popular del Viacrusis, acto al que han dado en llamar Viacrusis Viviente, que es algo hermoso y extraordinario como acto de fe, celebración popular y parte de nuestro folklor y tradición, que empieza a caracterizar la celebración de la semana santa en Durango”.

            Por último, mi reconocimiento a la amplia labor de Lozoya Cigarroa al biografiar 222 personajes duranguenses por nacimiento o por obra, desde los tiempos prehispánicos hasta 1985.  Y mi compromiso  de complementar aunque sea en mínima parte el conocimiento de los hombres y mujeres de Durango.