Emiliano Hernandez Camargo

RAFAEL CENICEROS Y VILLAREAL

Vio la primera luz en la ciudad de Durango el 11 de julio de 1855, donde realizó sus estudios elementales y superiores.

Siendo estudiante en el Seminario Conciliar obtuvo un primer premio por su composición titulada La Descripción de la Siembra. Esto lo estimuló a continuar escribiendo. El rector de esa casa de estudios le sugirió escribir un drama litúrgico cuyo título final fue La Plenitud de los Tiempos.

Terminó sus estudios de jurisprudencia y obtuvo su título profesional en 1875. Se encaminó a Zacatecas donde se radicó definitivamente.

En 1876 se estrenó en el teatro de Durango su drama Tempestades del Alma. En Zacatecas inició su colaboración en la revista La Primavera, en 1884, y fundó y dirigió el semanario La Rosa del Tepeyac, entre 1891 y 1895; también figuró en la nómina de redactores de la Revista Forense.

Profesó la cátedra de latín y lengua y literatura castellanas. Durante unos meses del trepidante 1910 desempeñó el cargo de gobernador interino del estado, en el que lo sorprendió la revolución maderista.

Murió en la ciudad de México en 1933.

En el Diccionario de Escritores Mexicanos editado por la UNAM se dice lo siguiente:

Ceniceros y Villarreal escribió, entre 1892 y 1906, algunos dramas, en verso y en prosa: Flores de Invierno, La Tapatía, El Vengador de la Honra, de índole moralizante; un librito de fábulas: Páginas para mis Hijas, empleado como libro de texto en las escuelas católicas.

La primera y más conocida de sus novelas: La Siega (1905), está basada en una serie de circunstancias y características opuestas unas a las otras a la manera de la novela romántica: la riqueza contra la pobreza, la educación frívola contra la educación cristiana, la ociosidad contraía laboriosidad. Después de un desarrollo que casi toca los límites de la tragedia, triunfa lo bueno.

Su segunda novela: El Hombre Nuevo (1908), adolece asimismo de un exagerado tono romántico y sentimental, derivado del empeño del autor en proporcionar lecciones de conducta cristiana.

En 1908, en su benemérita Biblioteca de Autores Mexicanos, don Victoriano Agüeros publicó las dos novelas de Ceniceros y Villarreal en el tomo 58, para lo cual también escribió la biografía del autor, hoy parcialmente en olvido. Sonámbulo de colores que alguien dijera del mundo plástico de México en su esplendor clásico.